Y justo antes de lanzarte a la piscina lo piensas, reflexionas sobre los pros y los contras que conllevará quererle. Entonces te das cuenta de que otra vez es el mismo tipo de tío de que otra vez se repite la misma historia; pero en ese momento te da lo mismo porque tu le quieres y eso es lo único que te importa. Sabes que no durará mucho, sabes que sufrirás, sabes que tarde o temprano todo terminará y probablemente seas tu la que lo pase mal, la que derrame mil y una lágrimas por él, lagrimas que no merece. Pero apartas todas esas paranoias de tu mente y te embarcas con él en un sueño imposible, en algo inalcanzable. Todo es precioso hasta que acaba, entonces tu mundo se desmorona, todas tus ilusiones se hacen añicos y todas las experiencias vividas son ahora un vago recuerdo de algo que llegó a ser bonito, pero que ya sabias de antemano que no podría ser real.
No es que todos los tíos sean iguales, eres tú y tu manía de enamorarte de los más cabrones.